Los adolescentes y las conductas impulsivas


Con la aparición de los vídeos virales, vemos continuamente personas que arriesgan su vida en pos de alguna proeza, en la mayoría de los casos, inútil. Un gran porcentaje de estos individuos son personas muy jóvenes. Este hecho nos hace reforzar la creencia de que los adolescentes son más propensos a asumir riesgos.


Los adolescentes y las conductas impulsivas

Muchos de estos comportamientos realizados por adolescentes y considerados arriesgados se deben a la impulsividad, es decir, a no tener en cuenta las consecuencias que dichos actos pudiesen ocasionar.

Los comportamientos impulsivos tienen dos caras. La primera es el riesgo, o sea, efectuar actos osados o temerarios ahora, sin pensar en las consecuencias a largo plazo.
La segunda es la valoración que le damos al hecho, que por lo general, valoramos más las acciones o cosas en el presente que en un futuro. Por ejemplo, yo preferiría ganar 10 Euros ahora, que obtener esos 10 Euros dentro de una semana. Pero, ¿cuánto necesitaría recibir dentro de una semana para renunciar a los 10 Euros de ahora?


Riesgo y valoración

Un estudio llevado a cabo hace un tiempo en la Universidad de Yale puede darnos algunos indicios. Los investigadores seleccionaron a un grupo de adolescentes de entre 12 y 17 años y a un grupo de jóvenes de entre 19 y 27 años. A todos los participantes se les realizó una prueba de riesgo y una prueba de valoración. También se les evaluó en una prueba de inteligencia fluida.

La prueba que utilizaron para medir el riesgo fue una serie de apuestas simples, en la que los incentivos se establecieron de manera tal que el premio de la apuesta con la probabilidad más alta tenía siempre la mitad del valor de las apuestas con la probabilidad más baja. Es decir, cuanto más a menudo alguien seleccionaba una apuesta de baja probabilidad, más riesgo estaba asumiendo.

La prueba de valoración consistió en involucrar a los participantes en una serie de decisiones sobre si preferían una determinada cantidad de dinero en ese momento o una cantidad mayor de dinero en el futuro, los períodos de tiempo variaban desde 2 días hasta un año.

Los resultados arrojaron que los adolescentes no eran más proclives al riesgo que los jóvenes, pero sí valoraron más el presente. Es decir, los dos grupos seleccionaron las apuestas más o menos arriesgadas en una proporción similar. Sin embargo, los adolescentes necesitaban más dinero a futuro para estar dispuestos a retrasar la obtención de dinero ahora.
Otro punto del estudio examinó cuánto valoraban estos grupos las cantidades específicas de dinero. Definitivamente, los adolescentes encontraron a las pequeñas cantidades de dinero más valiosas que los más adultos. Pero incluso teniendo en cuenta esa diferencia, los adolescentes todavía valoraban más el dinero en el presente que en el futuro.


¿Qué significa esto?

Tendemos a pensar que los adolescentes asumen más riesgos que los adultos. Pero hallazgos como el de este estudio nos sugieren que no son más proclives a tomar riesgos, sino que su impulsividad está más relacionada con la valoración del presente. Lo difícil para los adolescentes es reconocer que las experiencias futuras pueden ser tan o más valiosas que las actuales.

Pero, ¿por qué los adolescentes valoran el presente con tanta fuerza?
Es importante ayudarles a ver el valor del futuro, que los posibles problemas que enfrentan ahora no son tan grandes como parecen y que el porvenir les deparará cosas valiosas también. Esta estrategia puede ser eficaz para ayudar a los más jóvenes a aplazar el comportamiento impulsivo circunstancial, en pos de una mejor comprensión del largo plazo.